Este mes hace un año que me inicié en la práctica deportiva del Crossfit, un deporte que hasta ese momento era casi desconocido para mí.
Pronto me llamó
la atención al asistir a una competición interna del box donde llevo este año
inscrito, el 77Feet. En esa
competición que se realizaba en formato mixto pude observar en primer lugar
algo que incluso para un psicólogo deportivo es sorprendente: el entrenamiento
constante en la resiliencia.
No había visto
nunca antes como un deporte podía ayudar a generar tanta capacidad de tolerar;
y diréis, ¿tolerar el qué? Pues tolerar muchas cosas. En primer lugar el dolor,
junto a que no te salgan correctamente los movimientos con el cansancio o
fatiga. Se trata de superarse a uno mismo, de dar el máximo de tus
posibilidades. Eso es lo que entendí por el crossfit de forma amateur en esa
competición
En ese momento me
picó la curiosidad y no tardé en inscribirme.
He querido
dedicar este texto a mi experiencia en el crossfit durante este año porqué me
ha aportado muchas cosas, tanto a nivel personal, así como en seguir
aprendiendo cosas de mi profesión, gracias también en parte a los profesionales
con los que he tenido la suerte de entrenar en este año, entre ellos Edu Garriga, Head Coach del Crossfit
77Feet, con quien además de enseñarme cómo entrenar bien podemos compartir
grandes reflexiones, tanto en el box como por escrito de aspectos psicológicos
del entrenamiento en crossfit, tanto a nivel amateur como a nivel competitivo.
Bien, volviendo
al tema principal me gustaría destacar algunos aspectos que creo que
diferencian al Crossfit de otros deportes.
En primer lugar,
como decía anteriormente creo que este deporte consigue que las personas tengas
mayor capacidad de resiliencia,
mayor tolerancia, al fin y al cabo, y esto creedme que en el día a día es
indispensable, más aún con el ritmo frenético que llevamos de vida. Tolerar
frustraciones, tolerar insatisfacción, el dolor entre otras cosas nos hace
sentirnos mejor y con lo cual puede prevenirnos de posibles problemáticas
psicológicas.
Otro aspecto
clave del crossfit es sin duda la variabilidad de ejercicios y entrenos
posibles. Esto permite a la persona que lo practica varias cosas. En primer
lugar el efecto sorpresa que nos lleva a ir a un entreno sin saber qué habrá
preparado para ese día, pero con la seguridad de que reunirá las
características necesarias para poder trabajar las distintas partes del cuerpo
a lo largo de la semana, todo ello combinando el ejercicio aeróbico con el
anaeróbico, junto a otra gente que realiza lo mismo que tú, cada uno a su
ritmo, sin ninguna presión más que la propia y sanamente para poder dar el 100%
y caer rendido al suelo tras el WOD
(Work Of the Day). Esto genera un efecto de comunión con el grupo que nos permite sentirnos identificados,
unidos a una gente, aunque a veces esas relaciones no vayan más allá de las
paredes del box, pero son ratos que los identificamos con buenas sensaciones,
con el sentimiento de pertenencia a un grupo, lo cual nos puede llevar a
sentirnos bien, otra vez en una sociedad en la que cada vez se tiende más al
individualismo y al aislamiento.
Además, el
crossfit nos permite entrenar nuestra capacidad de concentración. Se trata de una atención muy focalizada en las
repeticiones y en una técnica muy precisa, sobre todo en algunos ejercicios de
barra o de dominadas.
Es evidente e
imprescindible la necesidad de autorregulación
y autogestión del tiempo y de nuestras energías en un entrenamiento. La
persona debe aprender a auto gestionarse si tiene como objetivo intentar
cumplir con el objetivo del entreno que dependiendo de cómo será hacer máximas
series en un tiempo determinado o quizás un número fijo de series en el menor
tiempo posible. Esto es perfectamente trasladable a nuestra vida, en casos como
la regulación de nuestro estado anímico, la capacidad de adaptarnos en
diferentes momentos a situaciones o incluso en saber organizar nuestro tiempo y
las tareas, ya sea en los estudios, en casa o en el ámbito laboral.
¿Qué decir sobre
la motivación? Todo el que practica
crossfit y decide que está dispuesto a tolerar el esfuerzo que representa cada
día que vas dar tu máximo y probablemente poder tener agujetas durante varios
días, incluso en partes del cuerpo hasta el momento desconocidas estamos
aceptando un compromiso con nosotros mismos. ¿Y cuál es el objetivo? Depende
del de cada uno pero tenerlo claro y que sea realista y asumible va a ser lo
que nos va a dar la motivación para seguir y venir semanalmente a los días que
nos comprometamos. La mayoría de personas con las que he hablado que llevan más
de tres meses entrenando a crossfit coinciden que hay un efecto de “enganche”.
Yo creo que la traducción es la de motivación con la ilusión que conlleva.
¿Hasta qué punto estamos dispuestos a comprometernos con NOSOTROS MISMOS? Hasta el punto de levantarnos a las 6.30h de la
mañana para entrenar de 7.30 a 8.30h incluso en el frío enero en un pueblo como
Blanes? Se de muchos que sí, y yo entre ellos cuando el horario laboral no me
permite ir a otra hora.
Os puedo asegurar
que el crossfit me ha aportado muchas cosas en mi vida como os decía al
principio. Entre ellas me ha ayudado a corroborar algo que ya sabía pero que
nunca está mal que con el tiempo se reconfirme y es que si el objetivo es
realizar algo, ya sea un deporte o cualquier otra actividad por el hecho de
sentirnos bien, y no por un objetivo secundario como el de estar en forma,
perder peso, entre otros, el objetivo se mantiene y se adapta según el momento
pero la motivación no disminuye, por eso este deporte permite que tanta gente
se mantenga y que si hay una baja sea por motivos externos al deporte.
Sin duda yo he hecho un salto, he salido de mi
zona de confort, he aprendido y he crecido a nivel personal y debido a mi
profesión también a nivel laboral.
Está claro que
todo deporte tiene su valor diferencial y añadido, pero está claro que el
Crossfit de la manera que lo entiendo yo es uno de los deportes más diferencial
aportando una forma de entrenamiento funcional muy completo.